
La Pikaia gracilens es un fósil de gran importancia en la historia de la evolución, ya que representa uno de los primeros cordados conocidos. Descubierta en los esquistos de Burgess en Canadá, esta criatura del período Cámbrico, que vivió hace aproximadamente 505 millones de años, ha sido clave para comprender el origen de los vertebrados.
Características de Pikaia
Pikaia medía alrededor de 5 centímetros de longitud y tenía un cuerpo alargado y comprimido lateralmente. Presentaba una notocorda primitiva, una estructura flexible que en los vertebrados evolucionaría hasta convertirse en la columna vertebral. Además, tenía una serie de músculos segmentados (miotomos), similares a los de los peces modernos, lo que sugiere que podía moverse ondulando su cuerpo.
Su cabeza era poco diferenciada y carecía de mandíbulas o estructuras óseas. Su sistema digestivo era simple, y probablemente se alimentaba filtrando partículas del agua.
Importancia Evolutiva
Pikaia es relevante porque su morfología indica que pertenece al filo de los cordados, el grupo al que también pertenecen los vertebrados. Este fósil proporciona evidencia de la transición evolutiva desde formas marinas simples hasta organismos más complejos con espinas dorsales y sistemas nerviosos avanzados.
El descubrimiento de Pikaia refuerza la teoría de que los cordados surgieron durante la explosión cámbrica, un período en el que la biodiversidad aumentó drásticamente y aparecieron la mayoría de los grupos animales modernos.
Conclusión
El estudio de Pikaia ha sido fundamental para comprender los orígenes de los vertebrados y la evolución de los cordados. Aunque este organismo extinto no era un pez ni poseía una verdadera columna vertebral, su anatomía sugiere que fue un ancestro temprano de los animales con esqueleto interno. Su hallazgo en los esquistos de Burgess sigue proporcionando información valiosa sobre la evolución temprana de la vida en la Tierra.





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